Cuando hace 30 nació Cristina, la hija de Ana Arroyo, le dijeron que, debido a una trisomía en el par 7, no lograría andar, hablar… ni, por supuesto, tener una formación. Ana Arroyo cuenta emocionada como esas expectativas no se cumplieron y que hoy Cristina juega al baloncesto, trabaja y es bastante autónoma. Esto ha sido posible gracias a su esfuerzo y al de unos padres, que no se dieron por vencidos, y que, al ver que no había una formación adecuada para ella, decidieron crearla a través de la Fundación Oxiria, una entidad que ofrece formación y oportunidades laborales a jóvenes con discapacidad intelectual.

Nuestro principal objetivo es educarlos en inclusión, en integración… porque creemos firmemente en las distintas capacidades, y así se lo transmitimos a ellos

Después de la etapa educativa obligatoria mucha gente no sabe qué hacer con sus hijos con discapacidad, y esa fue mi motivación, dar a chicos como mi hija una oportunidad

Yo cree Oxiria porque hace 15 años mi hija no tenía donde ir, porque, si hubiera existido algo así, no la hubiera creado